viernes, 29 de enero de 2010

La Larga Cola del Branding

Con un poco de tiempo libre uno puede reflexionar las cosas con más espacio y objetivar (o al menos pretender) ciertas realidades. En esa tónica es que me puse a investigar algo más sobre el Branding corporativo y como las organizaciones tratan a sus marcas.

Me pareció interesante el siguiente video como pastilla para comprender el nuevo mundo de la convergencia. Esa nueva realidad donde vivimos la experiencia del nanomarket.



El consumidor es cada día mas específico, carece de fidelidad eterna per se y nos demanda nuevas experiencias a un ritmo al que no estamos acostumbrados. En ese contexto, la organizciones deben sacarse el polvo de las viejas prácticas. Me refiero a viejas acciones de comunicación en la que los presupuestos son estables. Hoy vivimos el imperio del consumidor. Un consumidor en el que lo racional y lo emocional son centrales en sus decisiones. Un consumidor que confia poco en las ventajas de una marca. Donde los canales de información son cada vez más variados y las formas de comunicación adquieren nuevos códigos dirigidos tanto a nativos como inmigrantes digitales. (Pour la gallerie: para profundizar este tema les sugiero revisar Nuevos Medios: Estrategias de Convergencia de Roberto Igarza)

En este contexto, el Branding cumple una función continua. Ya no se trata de hacer una campaña de posicionamiento y esperar los resultados sino que debemos seducir constantemente al cliente. En este contexto ya no hay cliente nuevo y viejo (o lo que es lo mismo, potencial y fidelizado): todos los clientes son nuevos. Todos los destinatarios de nuestros productos o servicios deben ser conquistados y reconquistados. Una especie de romance en la que debemos esforzarnos cada vez más para obtener un guiño o un tierno beso en la mejilla.

Esto implica esfuerzo y creatividad a la hora de trabajar con nuestra marca y es preceisamente lo más interesante de este nuevo mundo que nos anunciara Chris Anderson en su The Long Tail .

¿Estamos preparados? ¿Nuestras organizaciones cortejan a sus clientes internos y externos de manera de obtener su golden yes? Sólo preguntas para pasar un poco mejor el caluroso verano austral.

lunes, 18 de enero de 2010

El paradigma de la cosmovision emocional



Me llamó la atención un interesante artículo publicado el Domingo 17 de enero de 2009 en el diario La Nación. Con el titulo “Generación Y ¿atrapados en la adolescencia? Raquel San Martin se interroga sobre los hábitos y valores de los jóvenes entre 18 y 30 años. Con un estilo ágil y de fácil lectura algunas de las conclusiones a las que llega s on de importancia para conocer el nuevo colectivo que hoy por hoy valora mas la libertad laboral a la estabilidad, muy propia de la generación X (entre los que me incluyo por superar los 30).


En uno de los párrafos se produce se recogen los contrastes entre ambas generaciones: el trabajo es un fin para los X mientras que es un medio para alcanzar el confort y comodidad para los Y. la casa de los padres se abandona tardíamente como de igual forma se postergan los compromisos de pareja y paternidad.
Dos pasajes me generaron interrogantes. El artículo inicia haciendo una serie de preguntas que obligan a una reflexión:

Si usted hubiera crecido en medio del auge y caída del menemismo y hubiera visto a sus padres perder ahorros y trabajos en 2001, ¿creería en serle fiel a una empresa por toda la vida, ahorrar durante años para tener casa propia o acomodar tiempo libre a lo que las horas del trabajo permiten?

Dar una respuesta común seria fácil. Probablemente se podrán aplicar los pensamientos propios de la generación de la postguerra. Recuerdo mis clases de filosofía en la universidad donde los hijos de los sobrevivientes la segunda guerra mundial, jóvenes durante la década de 1960 y 1970, en pleno auge de la guerra fría encarnan una visión inmediata del mundo y de sus expectativas. Sólo vale el aquí y el ahora, lo verdadero es la existencia individual, la pretensión de un orden trascendente que da sentido a las cosas es propio del pasado. La visión de la sociedad y la cultura se ponen en tela de juicio y los deseo del individuo son el norte que debe ser respetado. Existencialismo, creo que le llamaban.

Por lo tanto las ideas de esta generación Y no me resultan novedosas. Sí lo es el hecho de que mientras antaño la conclusión era producto de un nivel de entendimiento y cuestionamiento generalizado para con los paradigmas culturales y sociales imperantes, hogaño prescinde de todo cuestionamiento antropológico y sociológico. Sin duda – considero – hay puntos de unión. Los Y son una minoría al igual que la intelectualidad que se cuestiono su propio rol hace cuarenta años. En nuestro país, hay muchos jóvenes que no pueden darse el lujo (¿es apropiado el termino?, no lo se) de escapar de las obligaciones. Por otra parte es destacable que estos fenómenos de crisis de valores entre las generaciones surjan precisamente ante momentos de quiebre social y político. La crisis de 2001 significó para muchos de nosotros un momento de implosión de creencias y costumbres. El mito de gobierno, del que habla Mario Riorda, de los noventas se derrumbó a pedazos a principios del siglo XXI. En esa circunstancia experimentamos la sensación de finitud. Caímos en la cuenta que nuestro conjunto de valores y creencias dejaron de tener validez. A partir de allí toda pretensión de continuidad y mediato sufrió un duro cuestionamiento. Me inclino a pensar que esa generación Y es producto de esa atmosfera, tanto social como individual.

Por otra parte, en otro pasaje del artículo la autora se cuestiona si con el tiempo los Y se convertirán en mas previsibles y maduros, abandonando así esta inmanencia de valores. Yo creo que podríamos extender el debate a si no será lo contrario. Vale decir, no serán ellos lo que infundan su praxis y comportamientos a los de otra generación. En un mundo donde – algunos países, claro esta, las expectativa de vida es mayor a la media mundial y ya podemos hablar de la cuarta edad, donde proliferan los nichos de mercado para la economía silver y la cronolatría es una nueva fe pagana, ¿por que no pensar que si yo tengo 55 o 60 años no puedo adoptar los valores de los que sin mucho esfuerzo consiguen lo que quieren? Los modelos que proyectan algunos medios: no se parecen a esta generación Y por más que ya hayan cruzado la barrera de los 60? En definitiva, si la crisis de 2001 tuvo un impacto cosmovisional en los jóvenes, por que no pudo tener el mismo impacto en aquellos que tenían mas de cincuenta?

Mi opinión: Esto plantea algunos tips que los líderes deben tener en cuenta. Si usted debe liderar y conducir una fuerza de trabajo con un importante componente de generación Y debe tener en cuenta algunos de estos detalles. Precisamente creo que debemos reflexionar sobre el impacto de los valores Y en otras generaciones que hoy por hoy pueden ser el grueso de su fuerza laboral, por supuesto no para estigmatizar, sino para comprender y potenciar al máximo las capacidades de cada individuo.

Para profundizar el tema, les recomiento este enlace: Generación Y: perfil laboral de personas que usan el Facebook de Paula Molinari en Materiabiz.